Supongo que habréis observado que cada vez
más están proliferando las webs en las que Abogados registrados en ellas,
ofrecen on line a los ciudadanos servicios jurídicos “low cost” o incluso
gratuitos. Son ya bastantes las páginas o portales en
los que cualquiera puede hacer una consulta jurídica a un Abogado o solicitar
la prestación de determinados servicios jurídicos como la redacción de un contrato de arrendamiento o
de compraventa, cómodamente desde casa y a muy bajo coste.
Y la pregunta es: ¿cómo afecta esto a
nuestra profesión? En mi opinión, e imagino que muchos pensarán igual, esto
afecta muy negativamente.
La labor del Abogado siempre ha consistido
en la prestación de un servicio individualizado al cliente, y basado en la
relación de confianza que une al cliente con su Abogado. Para ello lógicamente es necesario
entrevistarse en persona con él, contestar a sus llamadas, y sobre todo dedicar
el tiempo suficiente a la llevanza de su asunto.
Con estas webs lo que se está logrando
es la industrialización de los servicios del Abogado, y la infravaloración de
su trabajo. Los Abogados se limitan a contestar las consultas que los usuarios
les hacen a través de estas páginas o a redactar de una manera “mecánica”
contratos o demandas, sin dedicarles prácticamente tiempo, y sin verle la cara
al cliente ni una sola vez, pues sino, lógicamente, no
sería rentable.
Y lo cierto es que si esta práctica se generaliza, se creará
la falsa idea en los ciudadanos de que nuestros servicios no valen nada, o
valen muy poco, y nadie estará dispuesto a pagar los honorarios dignos de un
Abogado que de verdad atiende al cliente y le presta un buen servicio.
¿Realmente
se quiere llegar a este punto?